El eterno ciclo de la vida y la muerte

Óleo sobre lienzo. 63 x 70 cm.

Si concebimos que la muerte es el otro lado de la vida, y que ambas forman un ciclo eterno que se repite desde los principios de la creación, debemos aceptar nuestra existencia como parte de algo más grande, de la inconmensurable rueda de la existencia, que seguirá girando mucho después de que nuestra luz se haya apagado. Y entre los apetitosos frutos, el uróboro, la gran serpiente que se muerde la cola, símbolo del eterno retorno.

Tang Ping

Acrílico sobre lienzo. 73 x 60 cm.

En un sistema hostil y despiadado en el que nos encontramos, un sistema que lo fagocita todo, incluso los movimientos de protesta, el único acto de rebeldía posible es no hacer nada.