Esa herida que no cierra
esa eterna herida
supurante, putrefacta
cierra en falso
el cuerpo cansado
lleno de cicatrices
bocas rojas pestilentes
buscan su beso ponzoñoso
la carne agitada, envejecida
encontrando en el camino
migajas de placer
destellos de una luna
amarilla, como un queso
enmohecido
estoy cansado, cansado
cansado
quiero dormir.